Diseño, arte y territorio: así fue nuestra experiencia en Cachetada Festival Gráfico

TROPA fue sponsor y estuvo encargada del diseño visual de Cachetada Festival Gráfico, un festival autogestivo e itinerante que reunió artistas gráficos y músicos de todo el país en el Alto Valle.

Julieta Impemba & Pri Duarte

4/28/20254 min read

Un festival que celebró la gráfica independiente, el diseño colaborativo y la fuerza del encuentro cultural.

Cachetada Festival Gráfico fue una celebración viva de la cultura visual independiente, una confluencia de arte, identidad y comunidad en el Alto Valle. Un espacio donde artistas gráficos, diseñadores, músicos y colectivos autogestivos se reunieron para dar forma a una experiencia inmersiva. Desde TROPA acompañamos con mucho entusiasmo la primera edición de Cachetada Gráfica, un festival autogestivo e itinerante que busca recorrer distintas ciudades en sus futuras ediciones, colaborando en el desarrollo de su identidad visual y en la comunicación del evento en redes sociales. Fuimos uno de los sponsors del festival, aportando desde nuestro lugar para que el encuentro tuviera mayor alcance y se compartiera con la fuerza y el color que lo caracterizan.

Realizado en Balsa Las Perlas, Río Negro, Cachetada se consolidó como un espacio federal de circulación y expresión gráfica. Con todos los stands presentando obras originales, técnicas mixtas y propuestas visuales potentes, el festival se sintió como una gran feria de taller a cielo abierto. Más allá de la exposición, fue una instancia de encuentro y reconocimiento entre artistas de distintos puntos del país, que compartieron no solo sus trabajos, sino también sus procesos, inquietudes y visiones del mundo.

La impronta autogestiva fue clave: Cachetada nació de la iniciativa colectiva, sin grandes estructuras, apostando por la horizontalidad y el trabajo cooperativo. Esta lógica se reflejó en cada rincón del festival, desde la organización, hasta los espacios de intercambio espontáneo entre feriantes y público.

Apostar por Cachetada fue, para nosotras, una forma de acompañar un movimiento que comparte nuestros valores: la autogestión, la colaboración, el arte como construcción comunitaria y el diseño como narrativa visual del territorio.

Diseñar la identidad visual de Cachetada fue un desafío estimulante. No se trataba simplemente de desarrollar una estética llamativa, sino de traducir en imágenes el espíritu colaborativo, caótico y profundamente humano de una feria gráfica autogestiva. Desde el inicio, entendimos que la gráfica debía reflejar ese pulso artesanal, dinámico y vibrante que caracteriza a este tipo de encuentros.

Para lograrlo, trabajamos con una paleta cromática vibrante, donde el naranja ocupa un lugar protagónico junto al fucsia, verde lima, azul eléctrico y amarillo neón. Estos tonos saturados y contrastantes transmiten la energía, la diversidad y el ritmo intenso del festival, evocando el espíritu festivo del arte gráfico en comunidad.

A nivel tipográfico, optamos por formas grotescas, con trazos gruesos y presencia contundente, que aportan un carácter urbano, accesible y directo. Un sello gráfico fundamental de la identidad es la manito negra acompañada de una mancha y líneas de movimiento, que simulan una cachetada en acción. Este ícono se convirtió en un emblema visual del evento: gestual, expresivo y potente. Su color y trazo remiten a la tinta negra del grabado, una técnica que une profundamente a quienes organizaron el festival y a muches de les artistas que participaron. Aunque el grabado admite el color, el negro ha sido históricamente el más representativo, y en este caso, funciona como un guiño visual al oficio colectivo que le da origen a Cachetada.

La composición general se organizó en bloques y módulos dinámicos, con superposición de formas, tramas y colores planos. Esa búsqueda intencionada de un caos controlado nos permitió construir una narrativa visual que no solo comunica, sino que también sacude, interpela y despierta. Porque si algo queríamos lograr desde el diseño era eso: una identidad que no se limite a decorar, sino que esté viva, presente y a la altura del movimiento que la impulsa.

Artistas de todo el país y más allá

Cachetada reunió a artistas de distintos puntos del país: Río Negro, Neuquén, Chubut, Entre Ríos, Córdoba, Buenos Aires, y hasta México. Cada una de esas presencias trajo consigo una forma particular de mirar y hacer gráfica. Fue impresionante ver cómo convivieron diferentes estilos, técnicas y narrativas visuales en un mismo espacio. Esa diversidad fue lo que volvió tan rica y potente la experiencia.

Participaron:

Aye Salas, @nipoarte_ / Gabiot, @ga_gabiot / Pri Duarte, @priduarte._ / Gastón Pereira, @gaston__pereira / Rodrigo Quiroga, @submarinoamarillo77 / Fernando LLamosas, @grabadotercermundista / Luca Barría, @manchando.con.arte / Maria Elisa García, @guardacuentos / Natalia Keppes, @artbynatalia__ / Rocío Solla, @delhorror.ediziones / Luciana Huth, @de.anyu / Jóse Montesino, @eljosemontt / Martin Andreoni, @andreonimartin / Matias Castillo, @sir.paul.ilustracion / Facundo Campos, @oopioidess / Juan Estenopo, @juan_estenopo / Guada, @serigrafia.cosmos / Geri Glus @_corazon_nomada / Emanuel @fatalismo_salvaje

Entre las técnicas presentes, se destacaron la serigrafía, ilustración, grabado, dibujo, pintura, arte digital, máscaras, bordado y encuadernación. Cada stand era un pequeño universo creativo en sí mismo. Ver esas mesas llenas de obras, publicaciones, fanzines y objetos intervenidos fue un recordatorio de lo poderosa que puede ser la autogestión cuando se da en comunidad. Cachetada fue un espacio fértil para reforzar vínculos, tramar nuevas alianzas y volver a pensar, colectivamente, el rol del arte y el diseño en los territorios.

La música fue otro pilar del festival: tres cantantes locales llenaron de sonido el ambiente, completando la experiencia sensorial. Fue una combinación que elevó el clima festivo y fortaleció el sentido de comunidad.

Participaron:

San San, @santysan33 / Gabriel Barrios, @cgbar28 / Wen, @wenlu63

Desde TROPA nos llevamos una experiencia profundamente positiva. Nos permitió mostrar lo que hacemos, dialogar con otres y seguir aprendiendo. Pero, sobre todo, reafirmó una convicción que nos mueve desde el inicio: el diseño también puede ser trinchera, herramienta, puente y celebración. Y los festivales como Cachetada son espacios donde esa idea se vuelve realidad.